Bona nit, lehendakari
Aqui teneis otro texto rescatado de mi weblog con el que me expresé en Diciembre, sin duda una de mis entradas favoritas ;)
Acabo de leer un fantástico articulo de Arturo Pérez Reverte que es toda una joya y que da en el clavo en algo que estamos viviendo en España en los últimos años y que por alguna razón que no llego a comprender se acepta sin más, aqui os lo pongo integro, disfruten ;)
"Bona nit, lehendakari"
Pues no me da la gana. Siento comunicar a quien corresponda que, por mucho beneplácito oficial y mucha agua bendita que medie en el asunto, pienso seguir escribiendo La Coruña como me salga de los cojones. O sea, La Coruña con el artículo determinado la, que es como se escriben los artículos determinados femeninos de singular en castellano, o español, que es la lengua en la que habitualmente me expreso y escribo. Y eso, se pongan en la postura que se pongan, activa o pasiva, los reales palanganeros de la Academia, a quienes no sé cómo no se les cae la ilustrísima cara de vergüenza. Por supuesto, al escribir La Coruña lo haré con el máximo respeto a quien habla y escribe otras lenguas posiblemente más hermosas, pero que me son menos familiares, y cuando hable en gallego diré sin reparo alguno A Coruña, del mismo modo que cuando hablo en italiano digo Milano, y no Milán, y cuando hablo en flamenco que eso, la verdad, lo hablo más bien poco digo Antwerpen y no digo Amberes.
A veces me pregunto si en este país somos conscientes de la cantidad de gilipolleces con que perdemos el tiempo cada día, y de lo estúpido que resulta ese afán, por parte de unos, de afirmar lo obvio sin miedo a caer en el esperpento y el ridículo, y de otros por no ser considerados, bajo ningún concepto, social o políticamente incorrectos, o sea, menos liberales, menos demócratas, menos tolerantes, menos tal y cual que el vecino. Y de ese modo, la alianza del se van a enterar, por una parte, con el no vayan a creer que yo, por la otra, nos tiene a todos metidos hasta el cuello en un continuo más difícil todavía que deja por los suelos el sentido común y la decencia.
Hemos llegado a un punto en el que, por ejemplo, pocos periodistas de parla castellana se atreven a conectar con un corresponsal periférico sin matizar: Y ahora vamos a ver qué tiempo hace en Euzkadi, egunon, Fulanito por si las palabras País Vasco y Buenos Días suenan poco correctas y alguien lo acusa de españolista e intolerante (a lo que Fulanito, desde el otro lado del hilo, responde egunon o lo añade espontáneamente, por la cuenta que le trae). En las vigentes normas de estilo del periodismo y la política, San Sebastián debe ser siempre Donosti, a Lérida no podemos referirnos sino como Lleida, y si uno pronuncia o escribe Gerona en lugar de Girona o prescinde de los títulos president o lehendakari en vez de sus naturales equivalentes en lengua castellana, va literalmente de culo. Y no me vengan con que el asunto surge de forma espontánea y así, dicharachera y campechana, porque todavía recuerdo bien cuando, hace ya diez o doce años, en los telediarios recibíamos órdenes expresas para decir siempre Generalitat y Barcelona, bona nit, a fin de que en Cataluña vieran que TVE también era más demócrata que la hostia.
Así que me niego a sumarme a esa banda de capullos. Tómenlo como quieran, y quien no lo comprenda que se vaya a hacer puñetas. Esto no supone desprecio a otras lenguas, sino respeto a la mía, con la que además, tecla a tecla, me gano la vida. Y cuando un imbécil, hablando en castellano, dice ahora conectamos con Torino, o Alacant, o acepta la alteración de la L en un artículo determinado sin creer en ello, que es lo más grave, sino sólo por demagogia barata y por que no vayan a pensar que no es tolerante y no es san Apapucio bendito, esa lengua castellana, o española, que es mi medio de expresión y de comunicación, mi vehículo de cultura y mi orgullo histórico, se ve tan agredida como antaño que ahora ya no lo estuvieron otras lenguas minoritarias, tan respetables por cierto como ella. Así que lo siento, pero no lo trago. Bastante hay ya con la contaminación del inglés, la jerga informática y la pobreza expresiva a que nos están condenando ya no una, sino varias generaciones de políticos desaprensivos y analfabetos, de académicos pichafrías y de mangantes aficionados a subirse a los trenes baratos.
Hubo un guiri nacido en Flandes, un tal Carlos Quinto, emperador de España y de Alemania, que hallándose una vez en Roma ante el Papa, y recriminado por un embajador al oírlo dirigirse al pontífice en español aunque hablaba el latín, el italiano, el alemán y el flamenco respondió: «No espere de mí otras palabras que de mi lengua española, que es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana».
Pues eso.
(Autor del artículo: Arturo Pérez Reverte)
Link al artículo
Acabo de leer un fantástico articulo de Arturo Pérez Reverte que es toda una joya y que da en el clavo en algo que estamos viviendo en España en los últimos años y que por alguna razón que no llego a comprender se acepta sin más, aqui os lo pongo integro, disfruten ;)
"Bona nit, lehendakari"
Pues no me da la gana. Siento comunicar a quien corresponda que, por mucho beneplácito oficial y mucha agua bendita que medie en el asunto, pienso seguir escribiendo La Coruña como me salga de los cojones. O sea, La Coruña con el artículo determinado la, que es como se escriben los artículos determinados femeninos de singular en castellano, o español, que es la lengua en la que habitualmente me expreso y escribo. Y eso, se pongan en la postura que se pongan, activa o pasiva, los reales palanganeros de la Academia, a quienes no sé cómo no se les cae la ilustrísima cara de vergüenza. Por supuesto, al escribir La Coruña lo haré con el máximo respeto a quien habla y escribe otras lenguas posiblemente más hermosas, pero que me son menos familiares, y cuando hable en gallego diré sin reparo alguno A Coruña, del mismo modo que cuando hablo en italiano digo Milano, y no Milán, y cuando hablo en flamenco que eso, la verdad, lo hablo más bien poco digo Antwerpen y no digo Amberes.
A veces me pregunto si en este país somos conscientes de la cantidad de gilipolleces con que perdemos el tiempo cada día, y de lo estúpido que resulta ese afán, por parte de unos, de afirmar lo obvio sin miedo a caer en el esperpento y el ridículo, y de otros por no ser considerados, bajo ningún concepto, social o políticamente incorrectos, o sea, menos liberales, menos demócratas, menos tolerantes, menos tal y cual que el vecino. Y de ese modo, la alianza del se van a enterar, por una parte, con el no vayan a creer que yo, por la otra, nos tiene a todos metidos hasta el cuello en un continuo más difícil todavía que deja por los suelos el sentido común y la decencia.
Hemos llegado a un punto en el que, por ejemplo, pocos periodistas de parla castellana se atreven a conectar con un corresponsal periférico sin matizar: Y ahora vamos a ver qué tiempo hace en Euzkadi, egunon, Fulanito por si las palabras País Vasco y Buenos Días suenan poco correctas y alguien lo acusa de españolista e intolerante (a lo que Fulanito, desde el otro lado del hilo, responde egunon o lo añade espontáneamente, por la cuenta que le trae). En las vigentes normas de estilo del periodismo y la política, San Sebastián debe ser siempre Donosti, a Lérida no podemos referirnos sino como Lleida, y si uno pronuncia o escribe Gerona en lugar de Girona o prescinde de los títulos president o lehendakari en vez de sus naturales equivalentes en lengua castellana, va literalmente de culo. Y no me vengan con que el asunto surge de forma espontánea y así, dicharachera y campechana, porque todavía recuerdo bien cuando, hace ya diez o doce años, en los telediarios recibíamos órdenes expresas para decir siempre Generalitat y Barcelona, bona nit, a fin de que en Cataluña vieran que TVE también era más demócrata que la hostia.
Así que me niego a sumarme a esa banda de capullos. Tómenlo como quieran, y quien no lo comprenda que se vaya a hacer puñetas. Esto no supone desprecio a otras lenguas, sino respeto a la mía, con la que además, tecla a tecla, me gano la vida. Y cuando un imbécil, hablando en castellano, dice ahora conectamos con Torino, o Alacant, o acepta la alteración de la L en un artículo determinado sin creer en ello, que es lo más grave, sino sólo por demagogia barata y por que no vayan a pensar que no es tolerante y no es san Apapucio bendito, esa lengua castellana, o española, que es mi medio de expresión y de comunicación, mi vehículo de cultura y mi orgullo histórico, se ve tan agredida como antaño que ahora ya no lo estuvieron otras lenguas minoritarias, tan respetables por cierto como ella. Así que lo siento, pero no lo trago. Bastante hay ya con la contaminación del inglés, la jerga informática y la pobreza expresiva a que nos están condenando ya no una, sino varias generaciones de políticos desaprensivos y analfabetos, de académicos pichafrías y de mangantes aficionados a subirse a los trenes baratos.
Hubo un guiri nacido en Flandes, un tal Carlos Quinto, emperador de España y de Alemania, que hallándose una vez en Roma ante el Papa, y recriminado por un embajador al oírlo dirigirse al pontífice en español aunque hablaba el latín, el italiano, el alemán y el flamenco respondió: «No espere de mí otras palabras que de mi lengua española, que es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana».
Pues eso.
(Autor del artículo: Arturo Pérez Reverte)
Link al artículo
2 comentarios
Marga -
Bora -
¡Qué grande es Reverte!. Y no tengo más que decir.
SaludoX :)